Estructura de los cristales. El estado cristalino
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Es conocido que la materia está formada por átomos (y/o iones) que en ocasiones se agrupan para formar lo que conocemos con el nombre de moléculas. Históricamente, estos agregados (atómicos, iónicos o moleculares) se han venido clasificando en los tres estados fundamentales de la materia: gas, líquido y sólido. Pues bien, el denominado estado cristalino corresponde fundamentalmente al estado sólido, pero con unas características muy especiales.

La materia se considera estrictamente cristalina si los átomos, iones o moléculas que la componen se distribuyen, en las tres direcciones independientes del espacio, de un modo regular y repetitivo, y a esta forma de materia la denominamos cristal, una palabra (κρύσταλλος, crustallos, o fonéticamente kroos'-tal-los = frío + gota) que los antiguos griegos identificaron con el mineral cuarzo, definiéndolo como carámbanos de extraordinaria dureza y muy fríos. Los cristales suelen evidenciar su orden interno por la aparición de morfologías externas regulares, es decir, caras y aristas reconocibles. Este es el caso de los dos ejemplares de cristales minerales que se muestran a continuación...

Mineral cuarzoMineral boleita
Cristales de cuarzo (izquierda) y boleita (un mineral complejo del grupo de los haluros)


Empaquetamiento cristalino
Empaquetamiento cristalino de moléculas mostrando su distribución ordenada, que se extiende en todas las direcciones del espacio



Aunque generalmente el concepto de cristal se asocia con el estado sólido que muestran los minerales, las moléculas biológicas como las proteínas dan lugar a cristales extremadamente frágiles, con contenidos de agua que llegan hasta el 80% del volumen del cristal, representando un ambiente más próximo al estado líquido que al sólido, pero que en general mantienen una morfología que delata su orden interno.
 
Cristales de proteína
Cristales de proteína, que contienen agua en su interior, ¡hasta un 80% de su volumen!


 
En otro sentido el estado cristalino puede considerarse también como un límite de la evolución del estado líquido hacia el sólido. En el estado líquido las moléculas, muy próximas entre sí, entran en contacto  y conservan una cierta atracción con sus vecinas, y de ahí que cuando trasvasamos un líquido de un recipiente a otro, éste mantiene su volumen. Sin embargo, en parte debido a la agitación térmica, dicha unión no es lo suficientemente estable como para mantener rígido el volumen del líquido. Si reducimos la agitación térmica la frágil unión entre las moléculas se hace cada vez más estable, llegando a un estado relativamente rígido. Si la disminución térmica ha sido lo suficientemente lenta, las moléculas generalmente acaban  en un estado ordenado que corresponde a la situación más estable posible, la de menor energía. Ese es el estado cristalino.


Moléculas de agua en estado líquido. Se atraen mediante interacciones de tipo dipolo-dipolo, denominadas enlaces de hidrógeno. Debido a la agitación térmica, estas interacciones son poco estables



La estructura ordenada de un cristal de nieve se mantiene estable mediante enlaces de hidrógeno que interconectan las moléculas en todas las direcciones del espacio


 
Pero, volvamos al punto de partida...
 
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